Una de las causas de que el periodo inicial de la separación resulte tan estresante para muchos niños y adolescentes es la falta de explicaciones o la información inadecuada que reciben sobre la ruptura. Una comunicación adecuada puede hacer que desaparezcan o se aclaren las falsas creencias sobre su responsabilidad por la separación y el sentimiento de abandono.
Los hijos suelen tener el deseo de que sus padres/madres -en adelante p/m- siempre estén juntos aunque sepan -porque se dan cuenta de todo aun siendo pequeños- que la relación de pareja de los p/m no funciona. Por ese motivo es clave explicarles claramente y con un lenguaje adecuado a su edad que los adultos se separan. Hay dos mensajes que el niño debe recibir: sus padres/madres ya no están juntos y que seguirán siendo sus padres/madres. Es decir, cambia la relación de pareja pero no cambian las relaciones parentales hacia ellos. Además, es importante transmitir la idea de que la decisión es firme, a pesar de que en un futuro la situación pueda cambiar, para evitar falsas ilusiones y fantasías en el niño.
Hay veces que por parte de los adultos se opta por actitudes que tiene efectos negativos en los menores:
- Se pretende que el niño entienda porque la relación de pareja se acaba, se explican los motivos, lo que ha pasado… Al niño no le hace ninguna falta saberlo. “No continuamos estando juntos/as como pareja. Por eso nos separamos. Seguiremos siendo tus p/m aunque no estemos juntos”.
- Descargar con los hijos la frustración y la tristeza por la ruptura, pediendo a menudo el respeto por la ex-pareja. Aunque existen casos en los que este “control adulto” es difícil sobretodo porque la decisión se ha tomado unilateralmente o a partir de la existencia de terceras personas, por encima de todo está el bienestar de los niños. Tratar con respeto a la ex-pareja es una forma de respetar al hijo, obviamente porque es el padre/madre de la criatura.
- Decir al niño -sobretodo si es pequeño- “los p/m ya no se quieren”, puede conducir al niño a pensar que si sus padres/madres han dejado de quererse, también pueden dejar de quererlo a él.
Es aconsejable para los hijos evitar que una de las dos figuras quede como víctima o muy debilitada, y la otra como la parte culpable. Es importante intentar transmitir que existe un grado de comunicación fluido entre la pareja, sin tensiones, enfrentamientos ni descalificaciones. Esta es la situación ideal hacia la cual se tendría que tender, entendiendo que a menudo la situación desafortunadamente es desequilibrada.
A partir de aquí, dejar que los hijos expresen lo que sientan, sus dudas y ser comprensivos con sus reacciones a la vez que noten calidez y soporte para manifestar sus miedos e incertidumbres hacia la nueva situación.
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